En el aire libre los riesgos de transmisión de COVID-19 o de cualquier otro patógenos son bajos. Existe la creencia que los picos de las epidemias de gripe y resfriados se producen en invierno porqué el frío nos baja las defensas. En realidad, mayoritariamente se producen porqué la población permanece más tiempo en el interior de los hogares, edificio o aulas, y allí es cuando se producen los contagios.
Hay muchos factores que reducen la efectividad de los virus en el aire libre: La temperatura, la humedad relativa, la radiación ultravioleta, etc. Pero hay otro factor que reduce la viabilidad de las bacterias y virus en el exterior: El Factor de Aire Libre. A pesar de la evidencia robusta de su poder germicida, no se ha reconocido adecuadamente su influencia en la supervivencia de los patógenos transmitidos por vía aérea.
Vamos a dar algunos ejemplos de cómo la población y la comunidad médica ya hace tiempo que usamos el Factor de Aire Libre (Open-Air Factor). Luego estudiaremos la evidencia científica y detallaremos en que consiste.
Durante el siglo XIX y principios del XX los sanatorios tuvieron su apogeo en el tratamiento d enfermedades infecciosas como la tuberculosis. Los tratamientos eran básicamente respirar aire puro en zonas alejadas de las ciudades. También en el tratamiento de heridas durante la Primera Guerra Mundial se recomendaba que los soldados convalecieran en sitios provistos de espacios al aire libre para evitar infecciones sobrevenidas. Se usó en la pandemia de gripe en 1918-19 y se propuso como tratamiento de quemaduras en los años 50. Luego cayó en el olvido.
Empezaba la era de los antibióticos, y nos olvidábamos de prácticas más sostenibles.
Siempre ha existido la costumbre de “ventilar” las habitaciones de los hogares. Dicen para que salgan los olores y contaminantes. Dejar que “respiren” las heridas para curar y cicatrizar mejor. También se nos dice que tender la ropa al sol es mucho mejor que hacerlo en el interior. Pero ¿Es para que se seque más rápido? Entonces ¿Por qué en latitudes tan septentrionales como Yakutia cuelgan la ropa al exterior a -50º C?
La realidad es muy distinta de la creencia popular. Estos comportamientos y otros, los seguimos porqué hemos visto que nos funcionaban sin preguntarnos el por qué. Lo cierto es que todo esto lo hacemos para inactivar los patógenos presentes en la ropa, interiores, y superficies de un hogar. Estamos aplicando el Factor de Aire-Libre. Vale, y entonces… ¿En qué consiste?
En la naturaleza se producen de forma natural una serie de reacciones químicas por efecto de la radiación solar en el oxígeno. Muchas, pero el efecto principal es la generación de una serie de moléculas muy reactivas (ROS) llamadas “el detergente natural del aire” que acaban produciendo unos compuestos llamados radicales hidroxilo (OH.) que aparte de mineralizar los Compuestos Orgánicos Volátiles emitidos de forma natural o antropogénica, se encargan de inactivar los gérmenes presentes en el aire. Los hidroxilos atacan las paredes celulares de los microorganismos. Los seres humanos y animales estamos protegidos por antioxidantes que hemos desarrollado durante millones de años de evolución.
Una curiosidad: Cuando el día está nublado, o lluvioso este proceso desinfectante es muy superior. Los rayos de sol inciden directamente sobre la capa de nubes, y esta mayor humedad facilita la transmisión de esta reacción de limpieza. Decimos que el Factor de Aire-Libre es más elevado.
Como no siempre es posible ventilar por el diseño de espacios, o por comodidad térmica, PUROH ha conseguido replicar esta reacción natural en su tecnología. A partir de Peróxido de Hidrógeno y ozono, PUROH genera Factor de Aire-Libre en un espacio cerrado sin necesidad de ventilar. La misma reacción radicalaria, germicida, antialérgica y descontaminante se produce desde un pequeño aparato de bajo consumo.
Bibliografia:
Opinion: The germicidal effect of ambient air (open-air factor) revisited
September 2021Atmospheric Chemistry and Physics 21(17):13011-13018
DOI:10.5194/acp-21-13011-2021 LicenseCC BY 4.0 Richard Anthony Cox
University of Cambridge, Markus Ammann at Paul Scherrer Institut, Paul Griffiths